Tenía todo preparado, había pensado todo hasta en el mínimo detalle. Subió las escaleras y sacó las llaves de su bolsillo. Todo estaba en silencio, pero el ruido de sus botas rompía con esa tranquilidad. Metió las llaves en la cerradura y poco a poco, sin hacer ruido, abrió la puerta. Por fin estaba allí, cerró la puerta y comenzó a buscarlo.


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